El origen de la plaza del Pilar
El origen de la plaza del Pilar es muy antiguo, hunde
sus raíces en el fosal (cementerio) de la iglesia de Santa María, que durante
la dominación musulmana aglutinó el barrio mozárabe de Sarakusta.
Pero Santa María era un caso especial, pues
además del cementerio parroquial, ubicado en la iglesia, en la capilla de Santa
Ana, contaba la existencia de otro exterior, situado delante de la iglesia, que
en 1220 el obispo D. Sancho dispuso fuera común a todas las iglesias de la
ciudad. Este fosal perduró a lo largo del tiempo, según M.I. Falcón, en su
libro Zaragoza en el siglo XV: “existía desde muy antiguo el Fosal de Sancta
María, contiguo a la iglesia, en la plaza del mismo nombre…”.
Quizá por ser común a todas las
iglesias parroquiales de la ciudad, allí se reunía el concejo zaragozano antes
de que se construyeran (s. XIII) las llamadas Casas del Puente (ayuntamiento),
tradición tan arraigada que incluso se mantuvieron las reuniones en el fosal
después de ser establecida la casa consistorial.
Con el paso del tiempo el lugar
fue jugando un papel relevante hasta el punto de que en 1332 se trasladó allí
el Mercado, desde 1210 establecido en el lugar que ocupa el actual. Pero el
trasiego y las incomodidades que esto suponía para la iglesia hicieron que
pocos años después fuera trasladado a su lugar anterior.
Más tarde, en el siglo XVII, la
plaza del Pilar ocupaba ya un lugar preferente en la ciudad y según Mariano
Nogués (1) era ya un lugar profano, allí se
celebraban numerosos festejos que atraían a ella a toda la población, tales
como los llamados juegos de cañas y las corridas de toros. A pesar de esto, según R.M. Blasco (2) “la plaza del Pilar… en la primera mitad del s.
XVIII, seguía siendo lugar de enterramiento de los desamparados.”, es de
suponer que en alguna zona concreta de ella. También indica que en la plaza se
vendía pescado, en lo que se llamaba “la red de pescado de la ciudad”.
Sin embargo, a finales de este
siglo las cosas cambiaron de forma radical al comenzar las obras que habrían de
sustituir el templo mudéjar por el actual, debido a lo cual los espectáculos
volvieron al lugar donde siempre se habían celebrado, la plaza del Mercado.
Pero la construcción del nuevo templo planteó un grave problema pues al incorporar la capilla del Pilar al interior del nuevo templo éste se construyó a su nivel por lo que la plaza del Pilar quedaba a unos tres metros más alta que el suelo del templo.
La última gran reforma se llevó a
cabo en los años 80 del siglo XX, se realizaron importantes trabajos y se
peatonalizó.
Así, la plaza del Pilar que nació
siendo un fosal, con el paso de los siglos se ha convertido en una de las
plazas peatonales más grandes de Europa en la que se celebran todo tipo de
actos, religiosos, civiles o lúdicos.
(1) Nogués, M. Historia crítica y apologética de la Virgen nuestra señora del Pilar de Zaragoza. Madrid 1862. Pág. 337 y ss.
(2) Blasco,
Rosa Mª. Zaragoza en el siglo XVIII (1700-1710).Editorial Librería General.
Colección Aragón. Pág. 35
BIBLIOGRAFÍA
Nogués, M. (1862) Historia crítica y apologética de la
Virgen nuestra señora del Pilar de Zaragoza. Madrid.
Blasco, Rosa Mª. (1977) Zaragoza en el siglo XVIII (1700-1710).
Editorial Librería General. Colección Aragón.
Rosa Germán
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