COMPARTE ESTE BLOG CON TUS AMIGOS

ELIGE LO QUE QUIERES LEER, PON EL RATÓN ENCIMA DE LA IMAGEN (CLIC PARA IR A LA PÁGINA)

AUGUSTO DE PRIMA PORTA EL CORTADO DE JUSLIBOL RAMÓN J. SENDER EL PARQUE GRANDE EL TIBURÓN DEL HUERVA  EL ACUEDUCTO DE ZARAGOZA  CUAN LA CANDELERA PLORA, L'IBIERNO YA YE FORA LA CAMPANA DE LOS PERDIDOS LA TORRE DE BRUIL

La campana de los perdidos


¿Sabías que...la campana de los perdidos ayudaba a la gente a volver a su casa?


Pocos zaragozanos conocen la existencia de esta curiosa tradición mantenida a lo largo de siglos hasta llegar a los tiempos actuales.

La “Campana de los Perdidos”, instalada en la torre mudéjar de la iglesia de San Miguel de los Navarros (S.XIV) de Zaragoza, orientaba con sus toques, a quienes no encontraban el camino que conducía a la ciudad, ya que esta iglesia antaño estaba adosada al muro1 de rejola2, muy cerca de una de sus puertas.



Plano de Zaragoza: C. Casanova (1769)




Según la tradición3, después de la toma de Zaragoza, se edificó a extramuros,
junto al muro medieval que la rodeaba, una ermita para conmemorar el apoyo brindado por el arcángel San Miguel a los navarros que, liderados por Alfonso el Batallador atacaron ese lugar durante la toma de Saraqusta (1118).






El Batallador
Figuras de la Portada: S. Miguel



Poco después, a extramuros, en el lugar de la ermita se construyó una iglesia, al parecer románica, que pronto se convirtió en parroquia, como tal aparece ya  citada en 1260.

En el S. XIV esta iglesia fue a su vez sustituida por otra de estilo mudéjar que, aunque con posteriores modificaciones, ha llegado a nuestros días. La iglesia mudejar se encontraría ya intramuros4, adosada al muro de rejola, muy próxima a la Puerta Quemada, entrada a la ciudad desde el este, para lo que había que salvar el río Huerva, afluente del Ebro, por un puente del que todavía quedan algunos restos.



























"La Uerba"5, así era llamado el río en la época, aunque de poco caudal, crecía y se desbordaba en determinadas épocas del año lo que unido a las avenidas del Ebro, propiciaba que en la margen derecha del río, cerca de su desembocadura, hubiese balsas y terrenos pantanosos en los que crecía una exuberante e intrincada vegetación de ribera, por lo que el lugar era un punto importante de recogida de leña, bien para uso personal o para su posterior venta.


Por otra parte, la  existencia a extramuros de huertas, torres6, molinos y lavaderos hacía que muchos zaragozanos salieran de la ciudad muy de mañana dirigiéndose a sus tareas para regresar al atardecer por sendas que debido a la vegetación eran confusas, especialmente en invierno cuando las nieves y las densas nieblas caían sobre la zona, haciendo que los caminos se tornasen laberínticos y peligrosos.

El invierno de 1529 fue muy frío7, grandes heladas sucedieron a las abundantes lluvias otoñales que habían provocado inundaciones en torno a la ciudad, dejando los caminos impracticables. Dos mujeres que fueron en busca de leña, no encontraron el camino de vuelta y perecieron heladas así como un anciano y un muchacho8.

Para evitar más tragedias, el clero de la iglesia de San Miguel decidió instalar en lo alto de la torre una linterna que se encendía por las noches para que, a modo de faro, guiara con su luz a “los perdidos”. Funcionó así hasta el mes de febrero de 1556, cuando el viento de una fuerte tormenta, que causó importantísimos daños y víctimas mortales, arrancó de cuajo la linterna de la torre y se la llevó lejos.

Para remediar el problema, los parroquianos de San Miguel y otros vecinos solicitaron al Jurado en Cap9 que una de las campanas de la torre de dicha iglesia tocara, cada media hora, desde el atardecer hasta la media noche y se volviera a colocar una linterna. Así se hizo y 33 campanadas sonaban cada noche desde lo alto de la torre para guiar a los que se perdían.

Se mantuvo así hasta finales del S.XVI, cuando para construir se talaron numerosos árboles de las orillas del Huerva, momento en el que se suprimió la luz y la campana pasó a tocarse de hora en hora.

A partir del 1 de enero de 1725 el “toque de los perdidos” se realizaba únicamente a las diez de la noche durante todo el año, y se mantuvo así hasta que las tropas napoleónicas llevaron a cabo los Sitios de Zaragoza (1808-1809) momentos en los se dejó de tocar. Después, se retomó de nuevo la costumbre pasándose a tocar a las nueve en otoño e invierno y a las diez el resto del año.



Pero los toques de la campana, muy popular en la ciudad, tenían también otra utilidad como señala Blasco Hijazo10:



“…sirvieron a la vez para que los que en aquellas horas estuviesen sin quéhacer preciso fuera de su casa, retiraranse a ésta, pues de otro modo recaía en ellos el dictado de “perdidos” o seres sin albergue.

A los toques aludidos referíanse, indudablemente, estos versos:



La campana me avisa,

que a casa vaya;

quédate adiós, querida,

 hasta mañana.



Y lo propio corroboran aquellos otros versos que en varios impresos aparecen y dan a conocer costumbre de tales tiempos diciendo:



Al tocar la campana

de los perdidos

se acaban los saraos

y los corrillos.

Los altares se apagan,

 las rondas salen,

y aprovechan las sombras,

muchos galanes.”





Eran otros tiempos, ya nada es igual, la ciudad ha crecido mucho, los estrechos caminos y sendas dieron paso a carreteras y autovias y sobre lo que ayer fueron campos y terrenos pantanosos llenos de vegetación, se extienden avenidas, calles y casas que forman el populoso distrito de Las Fuentes, nombre que recuerda los manantiales y balsas que allí existieron. La iglesia de San Miguel, que antaño estaba en un extremo de la ciudad hoy se ha quedado en el centro y la antigua campana fue sustituida por otra en el siglo XIX.


El “toque de los perdidos” hace ya mucho tiempo que es innecesario, pero la campana ha seguido sonando…
                                                                                                                   Rosa M. Germán



1.-  Dos muros rodearon Zaragoza, la muralla romana de piedra, que comenzó a demolerse en el S.XV y el muro de rejola o de “tierra” de origen altomedieval que pervivió hasta el S.XIX. Ambos dejaron su impronta en el trazado urbano actual.

 2.- En Aragón la “rejola” es un ladrillo de dimensiones características: 35,3 cm x 16,8 cm x 4,6 cm de grueso. El mudejar aragonés se construyó con este tipo de ladrillo. BORRÁS GUALIS, G. (1978): Arte mudejar aragonés. Guara Editorial. Zaragoza. Pág. 90 y ss.

3.-   FALCÓN PÉREZ, M.I. (1981): Zaragoza en el siglo XV. Morfología urbana, huertas y término municipal. I.F.C. Zaragoza. Pág. 60

4.-   En la Vista panorámica de Zaragoza que en 1563 relizó Anton Van den Wyngaerde por encargo de Felipe II, puede verse esta iglesia. El dibujo se conserva en la Österreichische Nationalbibliothek de Viena

5.-  Los musulmanes llamaron al río Huerva “Bhat Warba”, de donde deriva su nombre castellano. Fue denominado en femenino casi hasta hoy.

6.-  En el valle del Ebro se denominan “torres” a las fincas rústicas dedicadas fundamentalmente a cultivos de regadío.


7.- La Pequeña Edad del Hielo comenzó a principios del S. XIV y se extendió hasta la mitad del XIX. En esa época fría, hubo momentos de intenso frío, el Ebro se heló numerosas veces. 

https://es.wikipedia.org/wiki/Peque%C3%B1a_Edad_de_Hielo



8.-  BLASCO IJAZO, J. (1954). ¡Aquí… Zaragoza! Tomo I. Edicción facsimil Editoriales de "El Noticiero", Zaragoza, 1988. Pág.85 y ss.

9.-  En la Corona de Aragón,  cargo principal de las corporaciones municipales (http://dle.rae.es/?id=MdjhLXm)

10.- BLASCO IJAZO, J. Obra citada. Pág. 88

 Nota: En la zona descrita anteriormente, hoy día llamada Barrio de las Fuentes, estuvo ubicado el cementerio romano más antiguo de la ciudad.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario y te responderemos en el menor tiempo posible. Muchas gracias.