¿Sabías que...hubo un fotógrafo minutero en Zaragoza?
Detrás de la Lonja de Zaragoza se instaló durante más
de 50 años un fotógrafo minutero
Hace sólo unos pocos días me decidí
a crear una cuenta en Instagram para “La Zaragoza ignorada”. Mientras revisaba las
fotografías de otros zaragozanos a los que podía seguir, me encontré con algo
que me pareció original y curioso: una cuenta dedicada a la escultura que hay
detrás de la Lonja y que representa, en bronce, a un caballito de juguete.
Mejor dicho, la cuenta es, en realidad, un homenaje al fotógrafo
“minutero” Ángel Cordero Gracia, que
durante muchos años se colocó en ese mismo lugar con su cámara y un caballito
de juguete para hacer fotografías “instantáneas” a todo aquel que quisiera.
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Detalle de la escultura con firma del autor y la fecha |

Tampoco podemos olvidar a Santiago
Ramón y Cajal que fue pionero de la fotografía en España y que ya
en 1872
fotografió el Monasterio de Piedra.
Santiago Ramón y Cajal
Autorretrato, 1870
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La fotografía en Zaragoza está muy
vinculada a la ciudad, esto es sabido; pero ¿nos hemos parado a pensar qué es un fotógrafo minutero? El nombre lo
recibían del escaso tiempo en que realizaban las fotografías para entregarlas
al cliente en el acto. Desde luego tardaban algo más de un minuto, pero el
cliente podía marcharse satisfecho con su fotografía en la mano (¡qué ingenio
con tan pocos medios!)
El fotógrafo “minutero” era y es,
porque todavía existen, un fotógrafo ambulante que con su gran cámara al hombro (lo podemos ver en esta fotografía del enlace) hacía fotografías rápidas a todo transeúnte que
quisiera inmortalizar el momento cuando no existían los medios que tenemos en
la actualidad. Estas fotografías tenían la ventaja de ser mucho más baratas que
las realizadas en un estudio y también mucho más rápidas. La gente de la calle,
soldados, labradores, personas que estaban de paso en la ciudad por distintos
motivos podían llevarse un recuerdo de su viaje y mostrarlo a sus familiares.
El truco de la rapidez para entregar
la fotografía al cliente consistía en que se hacía el revelado dentro de la
propia cámara. Normalmente ésta consistía en un cajón de madera con un objetivo
y el espacio suficiente para contener las cubetas de revelado.
La caja tenía,
entre otras cosas, una ventanita cerrada con un cristal rojo por la cual el
fotógrafo veía cómo se iba revelando, ya que la caja no se podía abrir hasta
que no finalizara el proceso. La imagen pasaba de la placa de vidrio al papel
fotográfico en uno de los tres formatos posibles, de “carnet” a “postal”.
Después de obtener el negativo se lavaba el papel y se volvía a fotografiar
quedando así la imagen en positivo (se pueden ver las explicaciones en estos videos de youtube: 1 y 2).
Los fotógrafos minuteros comenzaron
su declive a lo largo de 1970, cuando aparecieron las nuevas técnicas
fotográficas y la fotografía en color. Pero los nostálgicos están volviendo a
recuperar esta actividad en muchas calles de las grandes ciudades.
Verdaderamente, tiene algo de mágico.
Ángel Cordero Gracia retrató a infinidad
de transeúntes desde 1925 hasta 1978 con su cámara y su caballito de
cartón-piedra. Fue en Zaragoza el último “minutero”; seguramente muchos
zaragozanos lo recordarán dirigiéndose a la parte de atrás de la Lonja con su
pesada cámara al hombro (podían llegar a pesar 30 kg.). Hoy todavía muchos viandantes siguen la tradición de
fotografiarse con aparatos más modernos sobre el caballito que le recuerda.
Ayer mismo (festividad de San Valero), cuando tomé las fotografías que ilustran
esta entrada, el caballito estaba rodeado de niños esperando turno para
fotografiarse, pero no me atreví a emular a Ángel Cordero.
Escultura en bronce de RALLO LAHOZ, Francisco
(Escultor)
María José Germán
Yo no lo habría explicado mejor. Gracias por el recuerdo. Pronto en caballitolalonja.com
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