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AUGUSTO DE PRIMA PORTA EL CORTADO DE JUSLIBOL RAMÓN J. SENDER EL PARQUE GRANDE EL TIBURÓN DEL HUERVA  EL ACUEDUCTO DE ZARAGOZA  CUAN LA CANDELERA PLORA, L'IBIERNO YA YE FORA LA CAMPANA DE LOS PERDIDOS LA TORRE DE BRUIL

La calle de Alfonso I y el alcalde Candalija

 ¿Sabías que...el alcalde Candalija tuvo que huir de Zaragoza vestido de baturro?

Una vez cesado el alcalde de Zaragoza don Luis Franco y López, fue nombrado  por Real Orden un nuevo alcalde-corregidor(1): Antonio Candalija y Uribe. Corría el año de 1851.

Siendo natural de Andújar, Jaén, había desempeñado en los años anteriores diferentes cargos en Aragón e incluso estuvo inmerso en la conclusión del alzamiento carlista en tierras aragonesas. Él era ferviente isabelino.

Desde su llegada a la alcaldía de Zaragoza, Candalija centró su interés en remodelar la ciudad proponiendo varios ensanches y mejoras como el de la calle Don Jaime I y el del Trenque (en la calle que se abría al Coso). Pero debido al deficiente presupuesto con el que se contaba en esos momentos y que en 1853 fueron suprimidos los Corregimientos y se vio obligado a cesar en sus cargos, estos proyectos quedaron en el olvido. Ninguno de sus sucesores se atrevió a realizar esas obras costosas y que además suponían la expropiación de numerosos edificios y comercios en contra de la voluntad de los interesados.

Calle de Antonio Candalija (bocacalle de Alfonso I)
Pasaron los años y en 1866 Candalija, siendo gobernador civil, volvió a la alcaldía de Zaragoza. Inmediatamente retomó aquellos proyectos olvidados, esta vez con la intención de llevarlos a cabo por encima de cualquier dificultad.

Los zaragozanos, especialmente aquellos que veían afectados sus negocios, clamaron en contra de un alcalde forastero que destruía el “casco histórico” y que además arruinaba a mucha gente que vivía de ese largo paseo diario hasta la Basílica del Pilar. En general, se opinaba que existían en la ciudad asuntos de mayor importancia como el agua potable, el alcantarillado, los mercados, etc., antes que abrir una calle para el propio lucimiento personal del alcalde.

Antes de la Guerra de la Independencia, la ciudad de Zaragoza era un laberinto de calles estrechas, callejones, plazas y plazuelas. Para ir desde el Coso hasta la plaza del Pilar había que recorrer un camino tortuoso: se comenzaba por la calle del Trenque o “subidica” del Trenque para llegar a la Plaza de Sas (antes del Carbón y peso Real) y por la calle del Pino, llegar a la de la Torre Nueva. Después, por la calle de la Luna hasta  la de Contamina y seguir por Agujeros. Aquí se encontraba, según nos dice Blasco Ijazo, el paso de Urriés por el que se cruzaba hasta dar con la calle de las Once Esquinas y terminar en la de Platería. Se seguía por el callejón de la Leche hasta la calle de Prudencio, la “subidica” de los Navarros y, por fin, se llegaba a la plaza del Pilar.

Recorrido antiguo para llegar a la Basílica del Pilar

Sobre planos de Zaragoza del siglo XVIII





Ese “pequeño” detalle no importó a nuestro alcalde, manteniendo, en contra de la opinión de todos, su idea de una única rasante para que se pudiera divisar desde el Coso la cúpula central del templo y de que todas las casas tuvieran la misma altura.

El proyecto quedó aprobado en una famosa sesión municipal. Posteriormente se decidieron la anchura de la calle y el coste de las expropiaciones, pero nada iba a ser tan fácil en adelante.








Se derribaron palacios aragoneses (lástima de patrimonio), callejas entrañables y plazuelas que hoy habrían hecho la delicia de sus visitantes. La piqueta se abrió paso en contra de los inquilinos que se resistían a dejar sus casas o sus negocios. Ni pleitos, ni resistencia tuvieron éxito y a fines de 1869 se empezaron a inaugurar algunas casas (Recordemos que en estas fechas la Basílica del Pilar todavía no tenía torres).


La construcción de la calle se demoró muchos años debido a las expropiaciones y otros problemas. No se terminó hasta 1918 con el edificio “El Águila” en los números 3 y 5 de la calle (junto al Coso).


¿Pero qué fue de Antonio Candalija?  En 1868 tuvo lugar la Revolución conocida como La Gloriosa,  que obligó a Isabel II a abandonar España en tren desde San Sebastián donde veraneaba. La reina se exilió en Francia y Antonio Candalija cayó con ella. No sólo era una cuestión de política, pues a ese asunto se unían todos los enemigos que el alcalde se había creado en la ciudad. De esta manera se vio obligado a refugiarse en casa de un amigo y salir de Zaragoza hacia Andújar en secreto vestido con el traje de baturro. 

María José Germán

BIBLIOGRAFÍA

Blasco Ijazo, J. (1950): ¡Aquí…Zaragoza!. Zaragoza

Pérez Serrano, G. (1998): Historia de Zaragoza. La integración de Zaragoza en la red urbana de la Ilustración (1700-1808). Vol. X

Ayuntamiento de Zaragoza coedición con CAI

Forcadell , C. (1998): Historia de Zaragoza. Zaragoza en el siglo XIX (1808-1908) Vol. XII

 Ayuntamiento de Zaragoza coedición con CAI

 Lop, P. y otros (2012): Zaragoza en 1861. El plano geométrico de José Yarza|

Archivo Municipal de Zaragoza

(1)El corregidor era un funcionario nombrado por el rey para desempeñar funciones administrativas y judiciales en las ciudades importantes. Durante la regencia de María Cristina se remodelan los ayuntamientos y aparece la figura de alcalde-corregidor. Estos cargos desaparecen con el constitucionalismo.

Palabras clave: Historia de Zaragoza, Calle Alfonso I,alcalde Candalija

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